Diversas fuentes han informado que, al pasado viernes 20 de febrero, las extremas temperaturas en el área del norte del estado de Texas y toda la costa sur limitante con el golfo de México, han impactado gravemente el desarrollo de las actividades de producción, cargue y transporte inland de la gran mayoría de las compañías productoras allí presentes. Además, se inhabilitaron redes eléctricas en general y esto ha impedido el control administrativo y el flujo regular de las comunicaciones.
Se han generado comunicados de fuerza mayor de más de 30 compañías, incluyendo a Lyondell, DOW, BASF, CELANESE, INEOS, Lucite, entre otros, donde afirman el cierre temporal de sus diferentes fábricas hasta nuevo aviso. Esto sugiere que alrededor del 25% de la industria química americana se encuentra paralizada.
Paralelamente, el paso de la tormenta invernal Uri ha generado daños en las instalaciones y ha significado una revisión constante a la infraestructura en los principales puertos que, sin embargo, no han cesado actividades ni han detenido el curso de las motonaves.
El panorama es entonces: 40% de la capacidad de refinamiento de crudo fuera de funcionamiento, 85% de la producción de propileno suspendida, 75% de la producción de etileno interrumpida, y un corte general en el suministro de productos intermedios y derivados. Químicos como: vinil acetato, butil acrilato, metil metacrilato, ácido acrílico, 2 etil hexil acrilato, estireno, y demás monómeros, van a ver disminuida su oferta pues no se espera que las compañías restablezcan su total capacidad antes de mitad de marzo o de abril.
El servicio nacional meteorológico de los Estados Unidos espera que las condiciones mejoren para el próximo viernes 26 de febrero, pero el mercado no espera que la oferta se estabilice dentro de un período de 4 a 6 semanas. Proveedores del Este de Asia, Rusia, Sur África y Brasil buscan ocupar el lugar de la industria americana, lo que ha redireccionado grandes cantidades de producto principalmente a Europa e incluso al mercado interno estadounidense.
Todo esto, sumado a la reducción mundial de la oferta de monómeros, el incremento en los fletes internacionales y a su vez de los precios globales, significará un bajo nivel de importaciones de petroquímicos durante los próximos meses en Colombia.
